Siguiendo con el tema del seminario, los centros de menores, decir que en un primer momento nos comentaron la multitud de estereotipos que se crean en lo que respecta a este tema, pues son muchas las salidas de centros de menores que se producen pero la mayoría de las veces sólo nos llega la parte negativa.
A continuación, nos mostraron el vídeo: Si vuelvo, ¡Me mato!
Con este vídeo, escuchamos las versiones de dos jóvenes acerca del centro de menores al que han asistido y de cuál ha sido su trato en el mismo, corroborada algunas versiones con comentarios de especialistas o con el relato de un ex-educadora de uno de los centros. Nos comentan como se producían los aislamientos, como los medicaban, como les hablaban, como eran en ocasiones coaccionadas,... De todo esto, que salieran diversas preguntas entre nosotros, preguntas que comenzaron a lanzarse, como por ejemplo, ¿Cómo puede permitirse esto?, ¿sigue sucediendo?, ¿siempre se denuncia?, ¿cómo es posible que se produzcan estas situaciones?, en estos momentos, ¿no hay nadie que los proteja?, entre otras. Son relatos espeluznantes, pero, como nos comentaron, en muchas ocasiones se tiene que recurrir a la retención del menor o al contención del mismo para que no llegue a agredir o a autolesionarse, pero siempre y cuando se haga bien es algo legal.
Después de esto, pasaron a explicarnos las diferencias existentes entre un centro de protección de menores y un centro de reforma. En primer lugar, hablar del centro de protección de menores:
- Es un centro para menores de 0 a 17 años, que por situación de maltrato, abandono o negligencia son retirados del entorno en el que se encuentran y como consecuencia ingresan en un centro de menores. Junto a estos menores, ya no pueden trabajar lo que podemos denominar como "porteros de discoteca" que antes se encontraban en muchos centros, sino que las personas que los rodeen tienen que ser profesionales, como por ejemplo: pedagogos, educadores sociales, psicólogos...
Dentro de los centros de menores se encuentran por ejemplo, los centros de acogida inmediata (CAI), la permanencia en estos centros suele ser de 0 a 6 meses, aunque no siempre se cumple. También están los centros residenciales, las viviendas tuteladas, los centros terapeúticos,...
Al referirnos a centros de reforma, podemos decir que:
- Son centros destinados a los menores de edad que han cometido un delito y por el hecho de ser menores no han ido a la cárcel. Éstos menores deben ser siempre mayores de 14 años, pero en ocasiones la edad depende del delito, pueden ingresar niños en estos centros de 12 años, pero nunca de edad inferior, y siempre y cuando lo determine un juez.
Cada uno de los menores que internan en un centro, dispone de un equipo que lo respalda y le realiza un seguimiento.
En los centros de menores, no es difícil entrar como profesionales, ya que la edad laboral es corta y generalmente se entra por curriculum, nos comenta Margui. El 10% de estos centros son públicos, frente al 90% que son privados. Generalmente, en los centros de menores, tanto de reforma como de protección se da al centro 150 euros por niño y por día.
En lo que respecta a la estructura administrativa, se puede estructurar de la siguiente manera:
1. Consejería de Igualdad y Bienestar Social
2. Dirección General de Infancia y Familia
3. Servicio de protección de menores
Para finalizar con lo comentado, hacer una distinción entre los menores en situación de riesgo y en situación de desamparo, pues la mayoría de las veces no suele ser algo con lo que nos aclaramos:
- Cuando el menor se encuentra en situación de riesgo, es porque se tiene algún tipo de carencia pero no es lo suficientemente grave como para que sea retirado del entorno en el que se encuentra. Aquí, intervienen en un primer nivel de atención los servicios sociales comunitarios y en un segundo nivel el ETF; equipo de tratamiento familiar. En un tercer nivel interviene el centro de protección de menores. Por otro lado, cuando el menor se encuentra en situación de desamparo, es porque previamente ha sido retirado. La diferencia principal, es que en una situación se saca del contexto en el que vive y el entorno y en la otra no.
Una vez más, tras lo explicado y la propia experiencia de la ponente, nos postramos ante la realidad que existen fuera de las enseñanzas universitarias, de las teorías, de los supuestos casos que resolvemos de una manera determinada, pero que de nuevo vemos que a la hora de la práctica, no es lo mismo. No actuamos como nos enseñan los libros, ni en muchas ocasiones debemos hacerlo. No nos explican que nuestra función finalmente, en este colectivo, será actuar de "supernanis". Independientemente de esto, que aunque me sorprenda, algo sabía o tenía entendido, pienso que este trabajo aunque dura tiene que ser muy gratificante, y aunque los educadores nos encontremos en el último escalafón, como dice Margui, pienso que iremos prosperando y que en algún momento nuestras funciones serán reconocidas como tales y tendremos el lugar que nos pertenece. A modo personal, la ponencia ha sido de gran interés, tanto las aportaciones teóricas como los relatos comentados han sido entretenidos y también tuvo una parte dinámica en especial, que me hizo estar con todos los sentidos puestos, cuando se nos habló de un caso práctico, de un menor en situación de desamparo y qué haríamos nosotros como educadores, pues nos acercó un poco más a la realidad y a cómo debemos actuar ante situaciones cómo esta.
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